23 de Septiembre 2004

La Eutanasia - "vivir es un derecho, pero no una obligación"

Bueno. Es un tema un tanto delicado, que ahora esta en boca de todos gracias a la película que ha estrenado el (indiscutiblemente) gran genio: Alejandro Amenábar. Y me alegro de que sea así, ya que es necesario que se hable de este tema y no se deje de lado.
Durante demasiado tiempo, la moral cristiana ha estado influyendo definitivamente en ciertos aspectos sociales. No lo entiendo. La fe, las creencias religiosas, la moral de cada una de esas creencias, deberían afectar única y exclusivamente a las personas que pertenecen a esa fe o creencia. No a todos los ciudadanos de una sociedad. Solo tendrían que afectar a todas aquellas personas que quisieran vivir según las doctrinas de su fe. Me explico, una de las normas de los Testigos de Jehová es que no se pueden hacer transfusiones de sangre. Si esa secta hubiera sido la mas importante, ya seria considerada como la religión mas importante de la sociedad en vez de la Cristiana, en consecuencia influyente en las decisiones que afectarían a todos los ciudadanos pertenecieran o no a esa religión y entonces no se podrían hacer transfusiones de sangre. Como he dicho antes, NO LO ENTIENDO.
Han sido muchas cosas en las que ha influido la Iglesia: el aborto, el divorcio, la eutanasia,... Sin ninguna razón lógica. Yo soy dueño de mi vida. MI VIDA. Y decido yo. Nadie más. Si estoy enferma y es una enfermedad que no tiene cura, que me esta haciendo sufrir, que me hace agonizar de dolor, que me hace estar drogada todo el día para no sentir dolor, que me deprime estar día tras día, mes tras mes, año tras año postrada en la misma cama, que no me deja ser yo, que no me deja disfrutar de la vida y me han dicho los médicos que será así para siempre, perdonen, pero yo no quisiera seguir sufriendo. Por que como muy bien dijo Ramón Sampedro “vivir es un derecho, pero no una obligación”. Tengo derecho a vivir y a morir como yo elija. A mi que me importa que haya gente que lo considere inmoral o éticamente imperdonable, la opinión de esa gente no me ayudará a dejar de sentir dolor. Entiendo que haya gente que esté en esta situación y no quiera hacer uso de la Eutanasia, pero hay gente que si quiere hacer uso, y tan respetable es una decisión como la otra. De la misma manera que uno tiene derecho a elegir y decide seguir viviendo, el otro también tiene derecho a elegir y decide terminar con su agonía. Nunca he dicho que todos tengan que elegir esa opción, digo que cada uno debería poder elegir como vivir y como morir. Hay que aprender a entender que cada persona es un mundo y cada situación distinta y que cada persona tiene derecho a elegir lo que necesite sin ningún tipo de traba y menos si la traba es religiosa y menos aun si encima no crees en esa religión.
El 13 de Noviembre de 1996, Ramón Sampedro escribió una carta a los jueces. Pongo unos párrafos que creo que describen muy bien lo que intento explicar:
“...Hay demasiadas gentes que, en apariencia capacitadas para hacer un juicio de valor, se preguntan, y me preguntan, si realmente deseo morirme pues, si así fuese, me indican que puedo provocarme desde una pulmonía, taponar una sonda, no curarme una infección de orina, inyectarme un virus, morirme de hambre, o que me mate discretamente cualquier persona.

Entre tanto absurdo maestro que acepta y propone toda clase de formas de morir, menos la voluntaria y legalmente permitida, me parece que la función de los jueces tiene que ser algo mas que la de aplicarle códigos al rebaño como mudo y fiel guardián que defiende los intereses de su degenerado amo. Cuando un juez guarda silencio ante una ley obviamente hipócrita, y por tanto injusta, en esa sociedad no puede haber nobleza y bondad posible. Si la justicia es la exigencia de una conducta ética respetuosa, la función del juez debe ser la de maestro más que la de vigilante....”

“...Aquellos que esgrimen el derecho como protector indiscutible de la vida humana, considerándola como algo abstracto y por encima de la voluntad personal sin excepción alguna, son los más inmorales. Podrán disfrazarse de maestros en filosofías jurídicas, médicas, políticas o metafísico-teológicas, pero desde el instante en que justifiquen lo absurdo se convierten en hipócritas.”...
“...La razón puede entender la inmoralidad, pero nunca puede justificarla. Cuando el derecho a la vida se impone como un deber. Cuando se penaliza ejercer el derecho a liberarse del dolor absurdo que conlleva la existencia de una vida absolutamente deteriorada, el derecho se ha convertido en absurdo, y las voluntades personales que lo fundamentan, normativizan e imponen en unas tiranías.”...
Y tiene toda la razón, por que no dejar que voluntariamente cada uno elija que es lo que quiere hacer. Mas aun, quién se ha creído nadie para decirte : “ Tienes que seguir sufriendo, porque yo veo inmoral tu decisión.” En fin...
En Enero de 1998, Ramón Sampedro escribió su Testamento. Me conmueve mucho la fuerza con la que defiende su postura, y el valor que tenia. Hay que tener valor tanto para seguir viviendo en esa situación o similar, como para decidir que quieres terminar con tu existencia.
A continuación pongo el texto integro de Testamento de Ramón Sampedro .

"Srs. Jueces, Autoridades Políticas y Religiosas:

Después de las imágenes que acaban de ver; a una persona cuidando de un cuerpo atrofiado y deformado -el mío- yo les pregunto: ¿qué significa para Vds. la dignidad?

Sea cual sea la respuesta de vuestras conciencias, para mí la dignidad no es esto. ¡Esto no es vivir dignamente!

Yo, igual que algunos jueces, y la mayoría de las personas que aman la vida y la libertad, pienso que vivir es un derecho, no una obligación. Sin embargo he sido obligado a soportar esta penosa situación durante 29 años, cuatro meses y algunos días.

¡Me niego a continuar haciéndolo por más tiempo!

Aquellos de vosotros que os preguntéis: ¿Por qué morirme ahora -y de este modo- si es igual de ilegal que hace 29 años?

Entre otras razones, porque hace 29 años la libertad que hoy demando no cabía en la ley. Hoy sí. Y es por tanto vuestra desidia la que me obliga a hacer lo que estoy haciendo.
I. Van a cumplirse cinco años que -en mi demanda judicial- les hice la siguiente pregunta: ¿debe ser castigada la persona que ayude en mi eutanasia?

Según la Constitución española -y sin ser un experto en temas jurídicos- categóricamente NO.

Pero el Tribunal competente -es decir, el Constitucional- se niega a responder. Los políticos -legisladores- responden indirectamente haciendo una chapuza jurídica en la reforma del Código Penal. Y los religiosos dan gracias a Dios porque así sea.

Esto no es autoridad ética o moral. Esto es chulería política, paternalismo intolerante y fanatismo religioso.
II. Yo acudí a la justicia con el fin de que mis actos no tuviesen consecuencias penales para nadie. Llevo esperando cinco años. Y como tanta desidia me parece una burla, he decidido poner fin a todo esto de la forma que considero más digna, humana y racional.

Como pueden ver, a mi lado tengo un vaso de agua conteniendo una dosis de cianuro de potasio. Cuando lo beba habré renunciado -voluntariamente- a la propiedad más legítima y privada que poseo; es decir, mi cuerpo. También me habré liberado de una humillante esclavitud -la tetraplegia-.

A este acto de libertad -con ayuda- le llaman Vds. cooperación en un suicidio -o suicidio asistido-.

Sin embargo yo lo considero ayuda necesaria -y humana- para ser dueño y soberano de lo único que el ser humano puede llamar realmente "Mío", es decir, el cuerpo y lo que con él es -o está- la vida y su conciencia.
III. Pueden Vds. castigar a ese prójimo que me ha amado y fue coherente con ese amor, es decir, amándome como a sí mismo. Claro que para ello tuvo que vencer el terror psicológico a vuestra venganza -ese es todo su delito-. Además de aceptar el deber moral de hacer lo que debe, es decir, lo que menos le interesa y más le duele.

Sí, pueden castigar, pero Vds. saben que es una simple venganza -legal pero no legítima-. Vds. saben que es una injusticia, ya que no les cabe la menor duda de que el único responsable de mis actos soy yo, y solamente yo.

Pero, si a pesar de mis razones deciden ejemplarizar con el castigo atemorizador, yo les aconsejo -y ruego- que hagan lo justo: Córtenle al cooperador/ra los brazos y las piernas porque eso fue lo que de su persona he necesitado. La conciencia fue mía. Por tanto, míos han sido el acto y la intención de los hechos.
IV. Srs. jueces, negar la propiedad privada de nuestro propio ser es la más grande de las mentiras culturales. Para una cultura que sacraliza la propiedad privada de las cosas -entre ellas la tierra y el agua- es una aberración negar la propiedad más privada de todas, nuestra Patria y Reino personal. Nuestro cuerpo, vida y conciencia. -Nuestro Universo-".

(A continuación hay unos párrafos de despedida escritos en gallego dedicados a su familia que no se reproducen aquí por respeto a su intimidad)

"Srs. Jueces, Autoridades Políticas y Religiosas:

No es que mi conciencia se halle atrapada en la deformidad de mi cuerpo atrofiado e insensible, sino en la deformidad, atrofia e insensibilidad de vuestras conciencias".

Con todo mi respeto y admiración.

Posteado por Miss Hadaly | 23 de Septiembre 2004 a las 04:49 PM
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